ENGLISH Por decreto supremo, el gobernante boliviano, Evo Morales, de origen aymara, ha declarado que cada 21 de junio se celebre el Año Nuevo Aymara, elevándolo al status de feriado nacional, lo que significa que todas las instituciones, empresas y unidades educativas, tanto publicas como privadas, deben suspender actividades.
¿En que consiste esta festividad? Básicamente, es una ceremonia en torno al Solsticio de Invierno. En la América prehispánica, los pueblos nativos dependían mucho de la agricultura, por lo que sus ritos agrícolas estaban orientados a obtener el beneplácito de sus dioses, sobretodo de la Pachamama (la madre Tierra) e Inti (el padre Sol), para asegurarse abundantes cosechas. Ellos, Quechuas y Aymaras, celebraban dos fiestas anuales: de siembra y de cosecha, coincidentes con los solsticios de Verano y de Invierno. Algunos pueblos amazónicos también las celebraban, con otros ritos y de manera diferente, conforme a sus costumbres.
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Pero enfoquémonos exclusivamente en la celebración según los Aymaras. Cada 21 de junio, desde muy temprano, cuando el alba está clareando y aun no ha brillado el primer rayo de sol, un grupo de amautas (especie de sacerdotes) se reúne con sus objetos ceremoniales en el Templete de Kalasasaya, en Tiwanaku, y realizan libaciones, sahumerios y sacrificios de llamitas inmaculadas, mientras esperan a que los rayos del sol pasen por la Puerta del Sol, ubicada en el mismo Templete, que da comienzo oficial a un nuevo ciclo agrícola, pues la medición del tiempo que ellos tienen es diferente al occidental, que conocemos, de 12 meses y 4 estaciones. Ellos tienen dos formas de dividir su tiempo: Una, un año solar dividido en dos periodos: Solsticio de Verano (diciembre-enero), y Solsticio de Invierno (junio-julio). Es precisamente el 21 de junio en que acaba el segundo periodo, y con él, termina el año solar y comienza otro. La segunda forma que tienen de dividir su calendario, por así llamarlo, es en tres estaciones (Pachas), subdivididas en otras tantas, y basadas en el ciclo del clima, pero esto ya corresponde a otra temática.
Actividades en el Año Nuevo Aymara
En un país de casi 10 millones de habitantes, solamente alrededor de 2 millones de personas se identifican como Aymara y de estos, muchos son mestizos. Entre la población no Aymara del país hay quienes no están de acuerdo con que se les imponga el Año Nuevo Aymara. Aquellas empresas que no cesen sus actividades en el 21 de Junio, y cuyos empleados trabajen en esa fecha, serán multadas y obligadas a pagar sueldos dobles.
Según el calendario Aymara, cuya historia ha sido transmitada oralmente, el 21 de junio de 2013 marcará el año 5.521 de la cultura Aymara. El Ministerio de Cultura planificará y promoverá celebraciones en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, el Salar de Uyuni, y otras ciudades y pueblos.
En La Paz hay celebraciones en Tiwanaku, Sorata, El Alto, Copacabana, el Valle de la Luna, y Pasto Grande.
En Cochabamba, en las ruinas de Incallajta, hay ceremonias y rituales para dar la bienvenida al Año Nuevo Aymara.
En Santa Cruz, en Samaipata, el solsticio de invierno es celebrado en forma de fenómeno astronómico, aunque El Fuerte de Samaipata no es de origen Aymara.
En Potosí, hay danzas y música típicas en Tahua, luego una visita a las ruinas en Vinto, y luego una visita a la isla de Tajarete para esperar la salida del sol.
La Polémica en Torno al Año Nuevo Aymara
Argumento cultural: El más esgrimido por los opositores al feriado, se basa en el hecho de que Bolivia no es una nación Aymara, tiene decenas de otras etnias, y por tanto, se están imponiendo los rituales de una sola etnia a todas las demás culturas, algunas de ellas igual de numerosas, como la Quechua y la Guaraní. El punto no es contra el feriado en si, pues es perfectamente comprensible que la cultura Aymara siga con sus costumbres, sino que es en contra que todo el país lo tenga que acatar, sin miramientos hacia aquellos que no son aymaras, los que pertenecen a otras etnias, los que son mestizos, o peor aun, no son ni remotamente indígenas. Se tendría, por tanto, que limitar el feriado a las regiones donde la etnia Aymara es numerosa, es decir, el occidente boliviano.
Argumento constitucional: La NCPE establece que Bolivia es un Estado Plurinacional, lo cual garantiza que se respetan las costumbres y el modo de vida de todas y cada una de las 36 culturas de Bolivia, independientemente de su número. Esto convierte al feriado nacional en inconstitucional.
Argumento Histórico: Los que esgrimen este argumento afirman la inexistencia de evidencias de la celebración de un Año Nuevo Aymara de antes de la Colonización. Afirman también, que el dicho “Año Nuevo” no era más que la fiesta de la cosecha de papa, que ni siquiera caía en el solsticio de invierno del 21 de junio, y recién se evidencia su celebración a partir del siglo XVI, cuando el emperador Pachacutec impuso celebrar el Inti Raymi (la fiesta del dios Sol) unido a las fiestas agrícolas, a todos los pueblos, incas o no, libres o colonizados, de todo el Tawantinsuyo. Por otra parte, los testimonios de cronistas de la época de la llegada de los españoles evidencian que no se festejaba el “Año Nuevo Aymara”, y si mencionan al Inti Raymi.
Argumento reivindicatorio: Los partidarios de esta, explican que, tomando en cuenta las evidencias históricas, esta celebración es tardía, de tiempos recientes, surgida como una manera de reivindicar lo Aymara, y que los ceremoniales que la siguen son, por tanto, creados con ese fin, empapados de costumbres de otros pueblos para darse un barniz de ancestral, por no mencionar que es un espectáculo muy atractivo para los turistas y los medios. Hay quienes también meten dentro de esta argumentación, la hipótesis de que la introducción de elementos no autóctonos dentro de la cultura aymara obedece a razones manipulatorias con diversos fines ideológicos, lo que seria perjudicial para esta cultura, pues hay el peligro de corromper aun más su identidad.
Argumento arqueológico: Se argumenta que no se sabe casi nada de los Aymaras, porque son nulos los vestigios escritos y escasos los arqueológicos, que han quedado de ellos, y porque fueron conquistados por los Incas y se “quechuizaron”, como bien indica su mismísimo nombre de “Aymaras” (una palabra quechua para designar a los indígenas no quechuas deportados para trabajo en el Imperio Inca), que no tiene nada que ver con su verdadera identidad étnica, y viene de un lapsus lingüístico de los españoles. Por tanto, no hay restos que permitan establecer de manera incontrovertible que el origen de esta festividad sea Aymara. Además, las ruinas de Tiwanaku, donde celebran el Año Nuevo Aymara, en realidad pertenecen a los Tiwanakotas, una cultura distinta.
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